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jueves, 22 de diciembre de 2011

DOPING EN EL FUTBOL 6. Conclusión.


Entiendo las causas que puedan dar lugar, como ya hacía referencia en la introducción, a poder tentar la suerte o correr riesgos que puedan llevar a consecuencias negativas en el aspecto legal y saludable.

Soy consciente de que en el futbol esos riesgos se corren en mayor o menor medida. Todos por intereses de tener mas éxitos en todos los sentidos, profesionales, personales y económicos. Ese reconocimiento es tentador y hace que se pueda hacer trampa cuando competimos en igualdad de condiciones contra los rivales o a nivel interno dentro del mismo equipo. Ganarse la confianza del entrenador, mantenerse a un buen nivel, recuperación de lesiones, reconocimiento, poder social, económico, ... ... .
He de confesar que en mi carrera deportiva a nivel profesional, he visto casos de compañeros que utilizaban algún método para poder aumentar su rendimiento, legal o ilegal. He padecido en un equipo puntero de Segunda B, por aquel entonces, como  nos inyectaban sustancias que desconociamos su composición (teóricamente complejos vitamínicos), desconociamos el objetivo y sus consecuencias. No aceptar el "sistema vitaminado" acarreaba la marginación  en el grupo por parte de la dirección deportiva.


Una de mis peores experiencias relacionada con el doping fue la que viví en un equipo asturiano.
Se disputaba una eliminatoria de Copa del Rey contra uno de los equipos punteros de la región.
Yo ya era consciente de que el utillero del equipo preparaba una extraña poción: “la pichicata”. Cuando llegué a aquel equipo comprobé como al principio del partido, se suministraban unos vasitos de te. Hasta ahí todo normal, pero si dejabas reposar el te durante unos minutos, comprobabas como en el fondo del vaso se depositaba una capa de polvo blanquecino. 

Me resistía a “probar”, sabía de compañeros que lo tomaban incluso directamente en pastillas y otros mezclados con el té, sabía de sus consecuencias. Compañeros comentaban que la noche después del partido, no pegaban ojo con palpitaciones, sobresaltos, nerviosismo, sudoración, taquicardias, … …. Veía como sus pupilas y sus ojos se salían del estado de tensión antes de salir a competir. En otra eliminatoria de Copa del Rey, comprobé como un compañero de equipo daba unos saltos en la ducha que llegaba casi al techo, ejercicios normales de calentamiento antes de saltar al campo, pero su estado de excitación sudoración y los ojos que se le salían de las órbitas, me indicaban que había algo mas en aquella motivación tan extraordinaria.

Fue en el partido que comentaba anteriormente cuando pude comprobar esas extrañas sensaciones del doping. En el equipo contrario debutaba un  famoso delantero uruguayo, venía como refuerzo de lujo a aquel equipo y se esperaba mucho de el en su presentación ante su afición. Yo por aquel entonces, llevaba arrastrando una tendinitis rotuliana durante gran parte de la temporada que me limitaba el rendimiento, soportaba un dolor agudo hasta que no calentaba bien. Diferentes tratamientos: fisioterapia, contrastes, colocaba una cinta debajo de la rótula para liberar el rozamiento del tendón, cremas, ... ... todo lo posible para que aquellos inteneos dolores no me limitasen y pudiera competir en la mejores condiciones posibles.

Era el "día adecuado" para tomar la "pichicata". Reconozco que solo bebí un vaso de la "poción mágica", me imagino que alguna anfetamina, estimulantes, cafeina ... ..., que con la mezcla del te, que por si solo ya es excitante, hacía una mezcla explosiva.


Salí a competir y recuerdo que durante los noventa minutos que duró el partido no me separé de la marca que me encomendaron, superando en los saltos de cabeza a los adversarios, concentración en las anticipaciones defensivas, velocidad en el ritmo de juego, ... … he de reconocer que el rendimiento fue excepcional.


Al acabar el partido no sentía sensación de fatiga ni cansancio, apliqué hielo en la rodilla con problemas de tendinitis y a la ducha. Todo perfecto, pero al llegar a casa, la sensación de excitación que se tiene al competir no había disminuido, mantenía el mismo nivel de activación. Despues de la cena intenté conciliar el sueño pero era imposible, sentía como el flujo de sangre era un torrente constnate, el corazón palpitaba demasiado acelerado, no pude pegar ojo en toda la noche. Eso si, tengo que comentar también, que como aspecto curioso, la recuperación de mi tendinitis rotuliana despues de superar el episodio post-doping fue milagrosa. Las molestias habían desaparecido por completo despues de arrastrarlas durante meses. No puedo encontrar una explicación médica a aquel fenómeno ya que no soy licenciado en la materia, pero aplicando el sentido común según los últimos estudios para tratamiento de ese tipo de lesiones con plasma enriquecido, puedo llegar a la conclusión de que el riego de sangre fue tan fuerte en esa zona, que saneo y oxigenó el tendón hasta dejarlo liberado de impurezas e inflamaciones.
Suminstrar al cuerpo sustancias que puedan aumentar los niveles de competición o recuperación es un peligroso proceso que a corto o largo plazo puede pasar factura a nuestro organismo.


El poder de protagonismo, intentar llegar a nuestro objetivo, consolidarse a nivel social o conseguir un equilibrio económico de futuro, puede ser una tentación que condicione los valores competitivos y humanos. Esa decisión puede acarrear graves consecuencias en un futuro a corlo, medio o largo plazo.


No tener remordimientos ni consecuencias que nos hagan dudar de nuestros logros, nos permitirá vivir con valores y sin ataduras.








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