Suele decirse que para meter el segundo
gol, hay que meter el primero.
Las urgencias, exigencias de meterse
rápido en el partido, condenaron al Real
Madrid en los primeros lances del partido. Condicionó a los blancos que
podían haber llevado un control y un ritmo de partido adecuado a sus intereses.
Empezó muy bien el Real Madrid en los primeros minutos cuando no tenía balón: transiciones
ataque-defensa en campo del Borussia
Dormunt y presión a la salida de balón en ataque organizado. Estas
acciones, permitieron jugar en campo contrario y llevar el balón a acciones de
finalización rápidas. Rápidas, pero estériles. Estériles, fruto de la
precipitación en la toma de decisión en el último pase o en conducciones sin
desborde tras jugada indidual. A excepción de un pase con éxito entre los centrales
alemanes a Higuain, el Borussia Dormunt, desbarató el resto de
llegadas en oleadas de los madrileños.
El Borussia
Dormunt, se mostró una vez mas como un equipo tremendamente disciplinado en
tareas defensivas. Fieles a su disposición táctica 1.4.2.3.1 y a su sistema de
juego. Basculaciones constantes para disponer de superioridad numérica
defensiva en las zonas cercanas a su portería: continuas ayudas, coberturas y
un gran dominio de los fundamentos defensivos individuales-colectivos. Alto
grado de concentración que les hizo competir dando cara al partido,
fundamentando su juego de ataque con orden.
En el juego de ataque se vió cómodo al
conjunto alemán, eran conocedores de que los blancos llevarían el peso del
partido, pero también tenían planificado que cuando recuperaran balón
dispondrían de espacios. Los desdoblamientos por banda o el juego interior con
desahogo y pase atrás para abrir el campo, dieron control al juego de Gündogan, auténtico director en
la progresión del juego, que pudo conectar con los peligrosísimos hombres de ataque: Reus, Lewandowski y Götze
mientras estuvo en el campo.
Buena movilidad de las líneas de ataque
aleman, buena coordinación vertical, horizontal con ocupación de espacios en el
momento oportuno, su calidad físico-técnica llevó siempre peligro al aera
madridista. El Real Madrid defendió mal,
una vez mas, los balones con centros laterales de los jugadores del Borussia Dormunt. Errores claros de perfil, inasumibles en
profesionales, que facilitaron la anticipación en el remate de los jugadores
alemanes.
El Real
Madrid, fiel a su 1.4.2.3.1, intentó tener el control del juego en el
centro del campo, una posición en donde se vió a un Xavi Alonso muy vigilado y mermado físicamente para poder
dar salida con frescura al balón. Modric
que intentaba mostrarse en posiciones de elaboración pocas veces llevó con
claridad a zonas de creación un juego que tuviera efectividad.
En el tramo final, quizás demasiado
tarde, ese empuje se tradujo en goles, goles que se elaboraron en jugadas que
buscaron las puertas por donde deberían haber entrado mucho antes: por las bandas.
Amplitud con desdoblamientos buscando profundidades en superioridad para romper
el entramado alemán cercano a la frontal de su portería.
Sufrieron los alemanes en los últimos
minutos, pero la incorporación de Santana,
incrustado delante de los centrales (Subotic-Hummels)
en trabajo defensivo, hizo que los últimos esfuerzos del Real Madrid fueran
inútiles para conseguir la histórica remontada.
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